domingo, 20 de marzo de 2011

MINERALES




Se han descrito aproximadamente 20 minerales esenciales para el hombre. Según las cantidades en que sean necesarios y se encuentren en los tejidos corporales se distinguen dos grandes grupos:

- Macrominerales: calcio, fósforo, magnesio, sodio o potasio, cloro, azufre
- Microminerales o elementos traza que se encuentran en muy pequeñas cantidades: hierro, cinc, yodo, selenio, flúor, manganeso, selenio, cromo, cobre o molibdeno.
La distinción entre estos dos grupos no implica una mayor o menor importancia nutricional de unos o de otros, todos son igualmente necesarios para la vida.

A diferencia de las vitaminas que pueden ser fácilmente destruidas, los minerales son elementos inorgánicos que siempre mantienen su estructura química. El hierro, por ejemplo, puede combinarse temporalmente con otros elementos formando sales, pero sigue siendo hierro. Los minerales no son destruidos o alterados por el calor, el oxígeno o los ácidos, únicamente pueden perderse por lixiviación (en el agua de lavado y cocción de los alimentos, cuando ésta no se consume). Por ello, a diferencia de las vitaminas, no requieren un cuidado especial cuando los alimentos que los contienen se someten a procesos culinarios.

Algunos minerales como el potasio pasan fácilmente a la sangre en la que circulan libremente y se eliminan por los riñones. Otros, como el calcio, necesitan transportadores para ser absorbidos y circular por la sangre. Igual que las vitaminas liposolubles, los minerales ingeridos en exceso pueden ser tóxicos.

DEFICIT DE MINERALES MÁS FRECUENTES EN NUESTRA SOCIEDAD

El más frecuente es el déficit de hierro, que normalmente se produce por pequeñas pérdidas de sangre a través del intestino ulcerado e inflamado, aunque también puede ocurrir por una disminución de la ingesta. Si el défict de hierro es acusado, se puede producir anemia. Para el tratamiento de la misma, se pueden ingerir alimentos que contengan hierro, tal como la carne y el pescado. En ocasiones, se requiere la administración de hierro por vía oral, y si el déficit es importante, se puede administrar por vía intramuscular o endovenosa.

Otra carencia mineral que puede ocurrir en la enfermedad inflamatoria, es el déficit de calcio. Este déficit sólo, o en combinación con carencia de vitamina D, puede conducir a una incorrecta mineralización del hueso. La carencia de calcio puede ser debida a una pobre ingesta de este mineral en la dieta, o también en aquellos pacientes donde se han realizado resecciones intestinales quedando como resultado un "intestino corto". En estos casos habría que intentar aumentar el aporte dietético de calcio. En ocasiones, el aumento de productos que contienen calcio (leche, productos lácteos) pueden empeorar los síntomas digestivos de la enfermedad. En estos casos, el tratamiento con suplementos de calcio podría estar indicado.

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